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Foto del escritorRafaa VillaR

Bivalvia.

Nunca podría olvidar ese cosquilleo la punta de mis dedos, cómo olvidar la forma en la cuál empezó mi cuerpo a dormirse, se siente igual a cuando colocas tu cuerpo demasiado tiempo en agua muy fría, es como si un millón de agujas microscópicas se adentraran por tus poros. Pero, esa solo es una sensación de la parte final. Estuve mucho tiempo en aguas calmadas, me confíe en cómo me sentía flotando sobre agua cristalina, con el universo a mis pies y sintiendo como las nubes acariciaban mi rostro, podía palpar como el sol besaba mis labios, podía escuchar al mismísimo cielo dando las gracias por seguir aquí.


El viento me adentró en la confianza, pequeñas partículas de arena venían con esos vientos, los mismos que me susurraban el final de todas estas historias. Fui acumulando partículas en todo mi cuerpo, me dejé ganar de la irreverencia y con el pasar de amaneceres se incrustaron en mi piel con tan fuerza que lograron traspasar el mural que tanto me había costado construir. Las aguas seguían calmadas, pero se convirtieron en aguas profundas, y con el peso de mis nuevas incrustaciones se desestabilizo mi flote libre, mis pies alcanzaron la completa nada y con el miedo, comencé a hundirme bajo ese mar de pensamientos.


No bastó con haber caído de la novena nube, me fui sumergiendo a un inmenso nada. De repente, de mi piel empezaron a salir protuberancias, cada vez más grandes y en mayor cantidad. Tenía el aspecto de un racimo de uvas, cuando pensé que todo había pasado, empezaron a salir de la cuenca de mis ojos, perlas, perlas perfectamente redondas y de un color naca fascinante. La escena era completamente deslumbrante, hipnotizante, utópica y mágica. Me descubrí a mi mismo de rodillas, cubierto por todas esas perlas, tragando una a una en seco, no quería que toda esa belleza se desperdiciara, quería que fuese mía y permaneciera de dónde había salido, solo quería que volviera a ser lo que fue un principio, quería estar completo y en paz.


En este punto volvemos al inicio de este escrito, las perlas ya no pertenecían, ya se habían oxidado, ya habían sido tocadas por el exterior y adentrar todas ellas nuevamente, fue un grave error. Todo el mundo que me rodeaba empezó a caer como una fila de naipes, fui completamente intolerante a las perlas y entré en una cuenta regresiva. Un déjà vu abrazó mi mente con fuerzas, la situación que estaba experimentando ya había pasado por mis sentidos. Ya había un recuento de lo vivido, ya había tenido arrepentimientos, ya me había acordado de mi amores y mis desamores, sabía cómo se sentía la sensación, pero no sabía cómo iba a terminar esta vez.


Estaba tratando de inhalar todo el oxígeno posible, no quería olvidar como respirar, estaba tratando de recordar a los últimos labios que había besado y de cuánto amaba a esos labios, estuve tratando de aferrarme al plano, pero en ese momento era como una ostra saturada de perlas, las mismas que por el peso me sumergían cada vez mas en el abismo de mis pensamientos ¿a caso me estaba arrepintiendo?creo que no puede ser llamado arrepentimiento, mas bien era intriga por no saber que había más allá del fondo.


El oxígeno en mis pulmones fue cambiado por helio y empezó a crecer el espacio entre la superficie y mi cuerpo. Iba de regreso a mi noveno cielo, flotando y en vía libre, en conjunto con el aire, fluyendo hacia esa enceguecedora luz, en este punto un nuevo déjà vu azotó mi mente, era yo nuevamente sucumbiendo a la nada, entregándome a la idea que ese era el final.


Cuando pensé que el telón se había cerrado, escuché llantos, escuché gritos, escuché voces, rayos luminicentes flecharon todos mi cuerpo, uno tras otro, era como una medusa colicicionando con objetos, provocando choques eléctricos. Tal como un ave atada para no alzar vuelo, tenía una cuerda amarrada a mis pies que no me permitieron ir, me arrastraron nuevamente a la superficie, y abrí los ojos desesperadamente en aquel cuarto de hospital.


¿Había sido un sueño? ¿Seguía en este plano? No lo sé, los días han pasado, los meses han pasado, el tiempo no se detiene cuando necesitas tomar una pausa. El tiempo ha seguido su curso, al parecer, y aun asi, hay días en los que no estoy seguro si me desperté o caí al abismo desde esa camilla de hospital. Sigo en busca de esa paz, sigo con las cicatrices de cada una de esas perlas, sigo buscando el paraíso, pero este, siempre ha estado en mis manos.



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