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  • Foto del escritorRafaa VillaR

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TRÓPICO DE CÁNCER


Cuando el sol se posa en su cumbre, se que el amor viene a mi corazón. Tú, sí tú, eres mi sol y me encontré girando a tu alrededor tal como sistemas completos, pero en vez de planetas, sentimientos. Al igual que en la realidad, el sol no movió un dedo por los planetas.


De todos los planetas soy la tierra, el planeta más completo, pero el más maltrecho. Siempre estuve atraído, siempre sometido al sistema y a la creación, más bien, a sus imperfecciones.

Al igual que el sol con la tierra, tienes un efecto en mí, en mi cuerpo, en mi alma. Cuando la distancia es poca, el solsticio quema todo mis adentros, y entonces mi cuerpo se convierte en un conjunto de líneas imaginarias y cada célula en el arden, no sabría decir si por pasión o por desesperación.

Mis poros se cierran, entonces siento que me falta la respiración, miles de estufas están en mis pies, calentando mi cuerpo, avisando que el verano es próximo, un verano con tu nombre, uno que vierte sus rayos mas poderosos en línea vertical sobre mí.


Tu ojos me pedían que me recostara, lo pedían a gritos, tal vez solo fue algo que yo quise ver. Quédate, quédate verano mío, no siento frío cuando estás cerca. Nuestro romance fue un bello junio, con olor a amapolas en el viento, olor a hormonas, olor a piel quemada.


Cada verano tiene su otoño, cada frontera un nuevo comienzo y cada amor oculto, un infinito silencio que muere y sigue siendo silencio, las despedidas son difíciles. Froto mi ardiente mano sobre tu tibia y pequeña mano y un brusco reflejo las aparta de repente, me despido con una ultima mirada, donde te digo que seria capaz de ahorcar a las demás estaciones para que tu, mi verano, seas eterno.


Ya hace un año desde nuestro ultimo encuentro, la primavera fue lenta y tortuosa, cuando por fin llego su ultimo día y sabia que mañana aparecerías tu, pero, supongo que el mañana nunca apareció, las hojas de los arboles se tiñeron de dorado, los vientos del oeste se hicieron más fuertes, y el mañana, pues ese jamás llegó.

¿Qué pasó mi verano? ¿Qué pasó con nuestras líneas imaginarias? Hasta el día de hoy no he vuelto a sentir tus rayos rosando mi piel, mi cuerpo se ha congelado y no ha quedado nada de esos místicos encuentros, aquellos donde tu eras mi sol y yo tu trópico de cáncer.


RafaA VillaR.




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