El infierno me sabe a alas.

Mi nombre es Ahn, con "h" intermedia, tengo veinticinco años y el infierno me sabe a alas. No hablo de las hermosas alas de un hada, ni las de un ave exótica, mucho menos de las alas de un ángel, me sabe a alas de mariposa.

Tal vez te preguntes por qué y qué de malo sería que fuesen las de una mariposa si son tan bellas, pero la respuesta no es tan sencilla. En ocasiones soy yo, pero en otras, aparecen adheridas a mi espalda dos grandes alas que no dejan percibir el mundo como los demás lo ven.

En este preciso instante soy yo, un joven normal, estudiante, amante de la filosofía, pero en cualquier momento puedo transformarme un descuidado insecto, posando de flor en flor, como un modelo de Hollywood. Las mayor parte de las personas dicen que estoy loco, hablan a murmullos, como si yo no estuviese presente, se hacen los interesados, pero, su cara de miedo es muy evidente; incluso a kilómetros.

Sólo yo sé cuándo esas alas negras emergen del seol, sólo yo comprendo mi parte humana y animal.

Puedo sentir las llamas quemándome, siento cuando mis costillas empiezan a romperse para formar una nueva silueta, mis pulmones se abren y logro percibir las sombras de mis habituales compañeras asomarse por cada costado de la habitación.

Es mucho más que un cambio físico, es un cambio mental, emocional. Todos mis multiversos se unen para una sola acción y cuando no cabe ni una gota más en la copa, se derrama; cuando ya no le queda más tiempo, la bomba estalla, arrasando con todo a su paso; yo soy esa copa, y también soy la bomba.

Unos siglos atrás me hubiesen matado por hereje, no me comprenderían; hoy me matan por ser más de lo que el mundo conoce como mundo. Y hasta cierto punto me gusta tener este alma pagana en un cuerpo físicamente perfecto, pero tan maltrecho como un vaso que se tira y se quiebra en miles de partes por millón, así me siento en mi interior.

Cuando las alas se apoderan de mí, soy alguien completamente libre, soy alguien completamente distinto, soy una monarca, ¡no!, soy, soy... No sabría decir lo que soy en ese preciso momento; soy un humano con alas de mariposa.

Lo sé, es una belleza extraña, es una belleza oscura, es, no encuentro la palabra adecuada para describir el punto medio entre el animal que se apodera de mi y el humano que nació hace veinticinco años.

Sé que no soy alguien loco, sé que no soy del todo cuerdo, pero, no me considero alguien loco. Tal vez nací para aguantar está odisea, donde los demás llaman locura a la capacidad de ser diferente, a la capacidad de tener unas alas.

Pero, aún con todos mis intentos por hacer parte de este sistema, aún con mil intentos, el sistema sigue vomitando mi presencia.

En esta tierra de humanos y animales, sigo siendo el punto medio entre los dos reinos, sigo siendo el híbrido de estas dos realidades.

Justo ahora puedo sentir como mis huesos se rompen, ¡las alas vienen! ¡LAS ALAS VIENEN! y vienen para quedarse. La tinta se ha convertido en sangre diluida con lágrimas, siento mi habitación arder en llamas, siento este pequeño cuerpo arder, pero las alas siguen intactas y lúcidas. Siento que no podré seguir escribiendo, puedo percibir la presencia de un instinto y no de un raciocinio. Sé que cuando las alas salgan, me iré lejos para nunca regresar a este frasco, sé que no hay una ecuación que describa mi naturaleza, sé que estoy jodidamente loco, pero, también soy jodidamente libre.

Palabras encontradas bajo la cama de Ahn.

Fallecido al tirarse por la ventana de su habitación, una semana después de salir del hospital psiquiátrico de su ciudad el 29 de enero del 3042.

"Él no falleció. Pasó de ser una oruga a una mariposa"-RafaA VillaR